Dicen que 20 años no es nada…. Pues 30 tampoco y si hablamos de cine podemos afirmarlo categóricamente . 30 años pasaron del estreno de la icónica película argentina “Tango feroz: la leyenda de Tanguito .
En el marco de este aniversario, el director Marcelo Piñeyro, junto a los protagonistas Cecilia Dopazo y Fernán Mirás, visitaron Uruguay, más precisamente el Festival Internacional de Cine Piriápolis de Película.
Los organizadores del Festival proyectaron la película a sala llena donde se congregaron los veinteañeros de aquel entonces y los adolescentes del hoy, dejando claro que el mensaje de Tanguito mantiene vigencia y si hay un buen director detrás, las historias trascienden generaciones.
En diálogo con Cultura360, Piñeyro rememoró algunas pinceladas de lo que costó poner en cines aquella producción que fue varias veces postergada por falta de fondos para llevarla a la pantalla.
5 salas mantiene en su memoria Piñeyro, los 5 primeros que le dieron el “SÍ” para proyectar lo que se convertiría luego en un éxito de taquilla. Cine Ambassador ubicada en la calle Lavalle, “Estrenamos con 5 copias , 5 salas, era otra época, un estreno grande se estrenaba con 30 salas”, rememora. Ambassador, América, Atlas en Belgrano, Rivera Indarte en Flores y el San Martín de La Plata”, detalla.
Esas fueron las primeras, luego ante el éxito la película en vacaciones de invierno llegó a tener 40 copias .
En todos los cines donde se estrenaba rompía los récords que tenía la sala donde se exhibía.
El estreno de Tango Feroz fue en una sala del cine Ambassador (con una capacidad de 1800 personas). Piñeyro estaba preparado literalmente “para lo peor”, y preparó previamente a una de sus protagonistas para que se tomara con calma la reacción de la gente: “acá te pueden gritar cualquier cosa”.
Nada de todo eso pasó, y al terminar la película el público reaccionó como si terminara un recital de rock. “ Cuando terminó la película la gente empezó como en un recital a prender encendedores. En ese momento dije: esto no pasa en un cine, esto pasa en un recital”.
Piñeyro sobre aquella imborrable imagen propia de una película pudo detectar que había algo más que trascendía la pantalla. “Yo sentí que en ese encendido había un homenaje muy sentido a eso que se quiso hacer desaparecer durante la Dictadura en Argentina. Tango de alguna manera simbolizaba , idealizaba ese aspecto de los jóvenes que resultaba tan peligroso para el establishment”.
Costear una película nunca fue tarea sencilla y menos aún 30 años atrás, cuando las coproducciones no estaban “de moda”. “El dinero que teníamos para publicidad se fue en la producción y teníamos la banda musical” rememora Piñeyro.
La música del filme sería su trampolín para conseguir financiamiento. “Necesitábamos 10 mil dólares, queríamos vender la banda musical y ninguna compañía la quiso comprar”.
Finalmente BMG resolvió editar unos cds, les darían los 10 mil dólares que tanto necesitaban para la promoción pero nada más. “ No les pagamos nada pero les vamos a dar el 25% de los discos vendidos. A nosotros si nos daban un 1% nos daba lo mismo, lo único que estábamos necesitando eran los 10 mil dólares para la publicidad”, relata entre risas el director.
BMG no creía en el disco, e hizo una edición inicial unos 15 días antes del estreno de la película de 1500 CDs que inesperadamente y para sorpresa de la compañía se agotaron en el momento de llegar a disquerías. Fue tan grande el furor por la banda de sonido de Tango Feroz que BMG tuvo que empezar a producir y producir y producir porque la gente agotaba los discos.
“Las disquerías ponían el cartel no tenemos Tango Feroz”, rememora Marcelo Piñeyro. El CD de Tango Feroz al igual que la película también hizo historia, convirtiéndose en el segundo disco de rock argentino más vendido de la historia de ese país, luego de El amor después del amor (de Fito Paéz).
Piñeyro nunca creyó que los actores “conocidos” garantizaran el éxito de una película y por eso eligió para protagonizar Tango Feroz a dos jóvenes actores veinteañeros poco o nada conocidos. La historia le daría la razón y confirmaría su acertada postura. “Hicimos un casting a modo enfermizo. Cualquier persona que pasaba por la calle con esa edad lo llamábamos”.
Todos los productores de Argentina habían rechazado el proyecto, y a decir de Piñeyro el problema no era la película, el problema era él. Los productores decían en aquel tiempo, que era una película muy grande para ser dirigida por un director que no tenía -según ellos- el suficiente “peso” en el medio.
30 años pasaron y Marcelo Piñeyro demostró que siempre estuvo en el camino correcto siguiendo sus convicciones y luchando contra el establishment.