«Música de ninguna parte», imprescindible para conocer el fenómeno Springsteen


SPRINGSTEEN: MÚSICA DE NINGUNA PARTE de 20th Century Studios retrata el proceso
de creación del álbum “Nebraska” lanzado en 1982 por Bruce Springsteen cuando él era un joven
músico en la cúspide del estrellato mundial que luchaba por conciliar las presiones del éxito con los
fantasmas de su pasado. Realizado en una grabadora de 4 pistas en la habitación de Springsteen en
Nueva Jersey, el álbum marcó un momento de inflexión en su vida y es considerada una de sus obras
más perdurables, un disco acústico crudo y atormentado poblado de almas perdidas que buscan una
razón para creer.


Contexto:


Un artista al borde del superestrellato
“Creo que cuando volvía a casa para relajarse, el silencio se volvía ensordecedor”.
– Scott Cooper
Otoño de 1981. Bruce Springsteen, de 31 años, acababa de finalizar una gira sumamente exitosa de su
último álbum, The River y, como era natural, los ejecutivos de Columbia Records estaban ansiosos por
que volviera al estudio para crear más éxitos. Pero el estudio era el último lugar en el que Springsteen
quería estar. Angustiado, agotado y con ganas de la calidez de sus viejos amigos y de la familiaridad de
Jersey Shore, se refugió en una casa tranquila en Colts Neck, un pequeño poblado cerca de su ciudad
natal, Freehold (Nueva Jersey) para descansar y recuperarse.


Fue durante este período, entre fines de 1981 y 1982, que el artista atravesó uno de los momentos más
difíciles de su vida. Aislado, enfrentando los fantasmas familiares de su pasado y lidiando con los
efectos de una depresión que aún no estaba listo para confrontar ni tratar, Springsteen comenzó a
enfocar su creatividad en los rincones más oscuros y melancólicos de la humanidad. Inspirado por
diversas fuentes –desde los relatos de Flannery O’Connor y la película Mundos bajos (1973), de Terrence
Malick, hasta el álbum debut de Suicide de 1977 y la escabrosa historia real de los jóvenes asesinos
Charles Starkweather y Caril Fugate–, Springsteen se grabó a sí mismo en las 10 canciones que
conformarían Nebraska, una de sus obras más destacadas hasta la fecha.
Según Scott Cooper, guionista y director de Loco corazón, película galardonada con dos premios
Oscar®


, “en el fondo, es la historia de un alma desamparada que se repara a sí misma a través de la
música. Bruce venía del enorme éxito de The River, y desde afuera parecía que todo iba bien. Pero por
dentro, se estaba desmoronando silenciosamente, experimentando una especie de vértigo emocional:
la sensación de que la vida que había construido ya no se correspondía con la carga que llevaba. Bruce
también estaba atormentado, se sentía perseguido, no por fantasmas en un sentido gótico, sino
espiritualmente. Atormentado por su padre. Atormentado por el miedo al éxito, por dejar de ser como
las personas con las que creció en Freehold. De ese estado de tormento surgió, en mi opinión, uno de
los discos más grandes de los últimos 50 años. Nebraska no fue planeado. Bruce no entró a esa
habitación para hacer un disco. Entró porque algo profundo en su interior estaba pugnando por salir”.


Una adaptación digna de “The Boss”


En 2023, se publicó Deliver Me from Nowhere, de Warren Zanes, un libro que fue muy elogiado por la
crítica y se convirtió en un best-seller. Pero fue la aparición del escritor en WTF with Marc Maron lo que
llamó la atención del productor Eric Robinson, que fue quien presentó el potencial cinematográfico
del libro de Zanes a Ellen Goldsmith-Vein, fundadora de Gotham y socia productora en la película,
que quedó igualmente fascinada con la historia y con el potencial de una película biográfica capaz de
reinventar el género.


Robinson admite que se obsesionó con la historia de Zanes. Vio múltiples oportunidades
cinematográficas en el profundo análisis que el libro hacía de la mentalidad del artista que, durante la
creación de este álbum crucial, lidiaba con la depresión y con traumas no resueltos. Tras conversar
con Goldsmith-Vein, acordaron que él debía organizar una reunión con Zanes en Nueva Jersey, donde
Robinson confiesa que “vendió la idea con toda su alma” convenciendo al autor de que su objetivo
era honrar la intimidad y la especificidad del alcance del libro. “Warren me preguntó quién quería que
la dirigiera, y Ellen y yo habíamos estado pensando en posibles directores —recuerda Robinson—.
Ambos pensamos que solo había un realizador con la profundidad emocional y la comprensión de la
condición humana necesarias para llevar el alma de Nebraska a la pantalla, y ese director era Scott
Cooper. Cuando le presenté la idea a Warren, lo entendió de inmediato”.


Zanes dio su aprobación a Goldsmith-Vein y Robinson para adaptar la historia para la pantalla grande
cuando vio que estaban decididos a evitar hacer un retrato idealizado del artista. Según GoldsmithVein: “La idea no era hacer un documental sobre Springsteen, que ya se ha hecho de manera magnífica,
sino crear una película narrativa sobre este período específico de su vida. Después de todo, estamos
hablando de Bruce Springsteen, y él junto con su manager y productor de toda la vida, Jon Landau,
habían rechazado todas las ideas que se les habían presentado, así que yo tenía esperanzas, pero
pensaba, bueno, veremos qué pasa. Una cosa la tenía clara: necesitábamos un realizador indiscutible,
y la única persona capaz de acceder al tipo de profundidad emocional, crudeza y experiencia humana
auténtica que esta historia demandaba, cuyas películas estaban bellamente realizadas y que comprendía
la música y el arte, era Scott Cooper”.


Afortunadamente, Goldsmith-Vein había estado en contacto con Cooper por correo electrónico en
relación a otro proyecto, y ella y Robinson lo habían conocido solo unas semanas antes en un evento.
Le enviaron una nota, sin saber qué pasaría, pero con la esperanza de conseguir la aprobación del gran
realizador.

“Recibí un correo con el asunto «Nebraska» y, debajo, un mensaje que simplemente decía: «¿Eres fan
de Nebraska de Bruce Springsteen?» Y yo respondí: «¿Quién no lo es? Creo que es uno de los
mejores álbumes de nuestro tiempo»” —dice Cooper—.


Resulta que Nebraska había afectado profundamente la visión artística de Cooper durante años. (Había
escuchado el álbum a repetición mientras dirigía su película de 2013, La ley del más fuerte.) De inmediato
compró el libro, se sumergió en el material y encontró un camino a seguir. Tras varias conversaciones
con Ellen y Eric, se comprometió a escribir, dirigir y producir la película junto a ellos.


Poco después, al grupo se sumó el productor Scott Stuber, expresidente de Netflix Films, que había
trabajado anteriormente con Cooper en Los crímenes de la academia (2022). Como fan de toda la vida de
Springsteen, que asistió a todas sus giras, Stuber coincidió en que Cooper era el único director capaz
de liderar el proyecto. “Como fan, entendía lo importante que era Nebraska en el camino artístico de
Bruce. Creo que todo creador enfrenta dificultades. La esencia de la creación es un sueño, y es muy
difícil ver algo y creer en ello cuando otros no lo perciben del todo. Es lo que siempre me atrajo de
los elaboradores de historias: su capacidad de encontrar significado a través de las palabras y ayudarnos
a comprender mejor las dificultades y luchas que todos enfrentamos” —dice Stuber—. Y agrega:
“Scott Cooper es un verdadero artista, que trabajó mucho para encontrar la verdad en sus historias.
Sus personajes siempre son reales y con defectos, tal como todos nosotros. Él comprende la condición
humana, lo que lo convirtió en el realizador ideal para honrar y retratar a Bruce y su camino. Es un
director que aborda la historia desde un lugar de honestidad y verdad”.


Sobre su enfoque para adaptar Deliver Me from Nowhere, Cooper explica: “El libro de Warren me
impactó por ser íntimo, honesto y profundamente conmovedor: un retrato de Bruce lidiando con
traumas no resueltos que la mayoría desconoce. Era auténtico, fresco y cinematográfico. No me
interesaba una biografía desde la cuna hasta la actualidad. Quería algo más acotado, más íntimo, pero
épico en alcance emocional —dice—. Esto no tiene que ver con The Boss, el ícono. Tiene que ver
con Bruce: solo, en una encrucijada, mirando hacia adentro. Antes de los enormes estadios. Antes de
los sintetizadores. Antes de “Born In The U.S.A.”. Quería despojarme de la mitología de Bruce y
encontrar al hombre en Colts Neck (Nueva Jersey) con nada más que una guitarra y un grabador de
cuatro pistas, haciéndose las mismas preguntas que todos nos hacemos cuando nos sentimos perdidos.
Para mí, en esa crudeza y honestidad es en donde vive la música. Y llevar eso a la pantalla me
transformó”.


Zanes contactó a Springsteen y a Jon Landau por correo electrónico, y para sorpresa y alegría de todos,
Landau respondió de inmediato. Dijo que era un gran fan de las películas de Scott Cooper. Al
responder, advirtió que probablemente los realizadores tendrían que esperar un tiempo para que Bruce
diera su opinión, ya que estaba a punto de salir de gira. Pero cuando una úlcera péptica detuvo la gira,
los productores enviaron a Scott Cooper a Nueva Jersey para reunirse con Springsteen. La conexión
fue inmediata y profunda, tanto que Springsteen compartió algunas historias muy personales que
nunca había revelado antes.


“Había visto Loco corazón, así que sabía que Scott sabía cómo manejar la música en una película. Había
visto La ley del más fuerte, así que sabía que podía plasmar la vida de la clase trabajadora y que la entendía
perfectamente —dice Springsteen—. El tono de sus películas tenía una crudeza que me gustaba
mucho. Eran una vuelta al cine de los años setenta, que es una de mis épocas favoritas del cine.
Además, sabía que no estaba haciendo una película biográfica sino un drama centrado en personajes
con algo de música… Más allá de ser un hombre encantador y un director increíble, me pareció la
persona indicada para el proyecto”.


“Nos conocimos y nos pusimos a charlar —recuerda Landau—. Hablamos sobre las películas de Scott,
hablamos sobre la vida. Fue una verdadera sesión de conocimiento mutuo, y cuando terminó, Bruce y
yo estábamos eufóricos”.
Dice Cooper: “Tanto Jon como Bruce fueron notablemente generosos durante todo el desarrollo del
guion, ofreciendo perspectivas, algunas de las cuales no habían compartido nunca, sabiendo que yo
buscaba autenticidad en cada paso. Intervinieron en todo, desde el diseño de producción hasta el
vestuario, cuidando hasta el más mínimo detalle. También recurrí a ellos durante el casting,
asegurándome de que cada elección fuera fiel al mundo que estábamos creando”.


“Hubo ciertos momentos en la película en los que naturalmente sentí que necesitaba mantenerme
alejado o quedarme en casa, porque ya eran difíciles sin que yo estuviera presente —dice Springsteen—
. Pero fue un set maravilloso. Un set soñado. Todos trabajaban en armonía, sin egocentrismo, solo
intentando sacar lo mejor posible de la película y de la experiencia”.
La producción de SPRINGSTEEN: MÚSICA DE NINGUNA PARTE comenzó el 28 de octubre
de 2024, filmándose principalmente en locaciones de Nueva Jersey y sus alrededores, entre ellas
Montclair y Jersey Shore, con locaciones adicionales en Nueva York, Memphis y Los Ángeles.
El rodaje fue una experiencia intensamente personal para Cooper, marcado por tragedias personales.
“Probablemente sea mi película más personal, porque mi padre, que falleció el día anterior al comienzo
del rodaje, fue quien me hizo conocer a Bruce Springsteen y el álbum Nebraska”.


Mientras dirigía la elaborada secuencia del concierto de “Born to Run”, y cuando la producción llegaba
a su fin, Cooper recibió una noticia devastadora: su hogar había sido destruido en los incendios de
Los Ángeles que estallaron el 7 de enero de 2025. Al enterarse de que la esposa y las hijas de Cooper
se estaban refugiando en un hotel, Springsteen abrió inmediatamente las puertas de su casa para ellas.
“Cuando regresé a Los Ángeles tras finalizar el rodaje, me reuní con mi familia en la casa de Bruce.
Nos acogió, nos brindó su apoyo y nos ayudó a encontrar estabilidad —dice Cooper—. La guitarra
de mi hija Stella se había quemado en el incendio. ¿Y qué hizo Bruce? Le envió una de las suyas. Ese
es el tipo de persona que es: generoso, humilde, profundamente humano. Tenerlo a mi lado en el set
todos los días, y ahora contar con esta película como registro permanente de ese vínculo, fue algo que
me cambió la vida”.


Y continúa diciendo: “Bruce es famoso por ser muy exigente, por algo lo llaman The Boss [El jefe].
Pero en los momentos más importantes, fue simplemente un amigo. Su generosidad, su humanidad…
fue uno de los regalos más grandes que recibí en mi vida”.